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En la investigación de los crímenes "el tiempo que pasa es la verdad que huye". Esta expresión, que bien podría atribuirse al famoso detective Sher lock Holmes, debe ser tomada como divisa por todos los que tienen que pro curar el descubrimiento de los hechos delictivos y de las personas responsables. El libro que tengo el honor de prologar suministra las pautas de actuación y los criterios técnicos, policiales y judiciales, para investigar de acuerdo con la indicada máxima los casos de muerte violenta, hoy tan frecuentes, en los cuales, como advierte el autor ya desde el inicio, "son decisivas las primeras veinticuatro horas". Sólo que la importancia de una actuación policial y judicial lo más inmediata posible al hecho delictivo es aún mayor en una época como la nuestra en que las innovaciones y los adelantos tecnológicos son aprovechados también por los delincuentes. Una obra tan documentada y de tanta utilidad no necesita prólogo. Pero ya que se me ha encomendado tan importante cometido debo hacer referencia al contenido de la obra y a la personalidad de su autor. El libro del Magistrado SOMOZA CASTRO es una de esas obras que todavía no se habían escrito y que ni siquiera se había dicho que era necesario escribir. En nuestros días los temas clásicos del proceso civil y del proceso penal parecen agotados. Sobre una misma materia han aparecido, a veces en poco tiempo, varias monografías, sin que se adelante gran cosa en los conocimientos que ya se tenían. El proceso penal, además de ser estudiado por los numerosos investigadores salidos de tantas nuevas universidades como reciente mente se han creado en España (no superan la media docena las capitales de provincia que carezcan hoy de Facultad de Derecho), ha sido objeto de numerosos estudios realizados por algunos penalistas que, como si los temas propios del derecho penal se hubiesen agotado, parecen haber evolucionado hacia el procesalismo (alguna vez puede ser por la influencia de las universidades alemanas en las que el proceso penal se estudia junto con el derecho penal, con criterio harto discutible). En un trabajo de hace unos años me he permitido decir que a quienes desde otros campos se ocupan de materias procesales sin aportar nada nuevo ni útil, habría que denunciarlos por pastoreo furtivo, recordando aquella popular falta que tipificaban nuestros viejos Códigos penales. En contraste con esa saturación del campo procesal, faltaban estudios como el que nos brinda esta obra en la que un Magistrado-Juez de Instrucción, estudioso y concienzudo, con conocimientos sobre disciplinas muy diversas no jurídicas pero que confluyen para la investigación policial y judicial, nos sitúa ante los múltiples escenarios que pueden presentarse en los casos de uno de los crímenes de mayor gravedad y de comisión muy frecuente en nuestros días y nos ilustra acerca de cómo debe procederse desde el principio para la averiguación de tales hechos. La obra que el lector tiene en sus manos es de utilidad indudable. Para la Policía científica deberá ser una obra de uso cotidiano. Pero su utilidad no será menor para el Juez de Instrucción, para la fiscalía y para los aboga dos y finalmente para el Tribunal que debe juzgar y decir.
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