La principal característica de una empresa de economía social –cooperativas, mutualidades, asociaciones, sociedades laborales...– no es el tipo de actividad al que se dedican sino las técnicas de actuación que utilizan; es decir, a diferencia de las empresas capitalistas, estas sociedades se basan en los principios de solidaridad, autonomía y participación democrática, donde las relaciones entre los socios se fundan en criterios de igualdad y solidaridad frente a los objetivos económicos y de aumento de beneficio que priman en las sociedades capitalistas. Aquí, los trabajadores se convierten en empresarios y su principal aportación es, precisamente, su propio trabajo.

Este libro será una referencia en este ámbito porque le ofrece, por primera vez, un análisis muy completo de estas instituciones, desde un punto de vista jurídico y económico; aportando la experiencia práctica de organizaciones como el Grupo Mondragón y la implicación de las diversas Administraciones Públicas. Todo ello, con la opinión de prestigiosos autores y una exhaustiva recopilación de bibliografía y jurisprudencia.