En la primera parte del libro -destruens- el autor muestra la incompatibilidad entre los dogmas católicos -del pecado original, del infierno eterno y de las indulgencias entre otros- con la filosofía de la justicia y de los derechos humanos generalizada. Tampoco el magisterio pontificio de los últimos siglos sobre política, libertades ciudadanas, ciencia y sexualidad resisten una crítica racional. En la práctica ya se está derrumbando el modelo de catolicismo basado en el dogmatismo y la infalibilidad papal. El pontificado romano, que tan persistentemente se equivocó en la historia, se manifiesta extraordinariamente reacio a corregirse.
La segunda parte -deestruens-construens- amplia el horizonte más allá del catolicismo, investigando filosóficamente tres conceptos universales: Dios, Alma, Religión. El autor muestra que el ejercicio denodado de la razón filosófica y científica, antigua y moderna, oriental y occidental, arriba al puerto de lo ¡rrepresentable y por lo tanto culmina en un noble, informado silencio apofático.
Una tercera parte, -construens-, debería trazar los caminos hacia una gestión sapiencial de la mente, hacia una tierra prometida en esta vida al hombre que sepa dejarse conducir por las "hermanas mayores del alma" -las diversas tradiciones místicas- a un más allá que laicamente supere la superficialidad de la experiencia, hacia una verdadera mística laica. Esta última parte está únicamente pergeñada ya que es el campo de investigación al que el -autor está dedicando todo el futuro que le quede. Un libro de análisis y de pasión, cáustico y poético, donde la rebelión es episodio necesario de una meditación intelectual y de una experimentación psicoespiritual que el autor madura desde hace varias décadas. Un libro que orienta con sabiduría tanto en las brumas contingentes de la restauración clerical a la que asistimos como en la negra luz de la condición humana de siempre. Un libro sólido, no fácil, que impacta sin embargo a quien acepta el desafío de leerlo.