La presente obra tiene por objeto el estudio de la incorporación de instrumentos de justicia restaurativa, y fundamentalmente de la mediación, entendida hasta ahora como vía de resolución paralela o alternativa al sistema penal y procesal penal. Para ello, se analiza el fundamento dogmático de este instituto, y su papel entre las finalidades del sistema de justicia penal. La prevención, la resocialización y la tutela de la víctima resultan los referentes que nos van a permitir avanzar un modelo de mediación penal, como instrumento de la justicia restaurativa integrado en el proceso penal, complementario del mismo y proporcional a los fines que persigue. No se trata pues de una justicia penal alternativa, ni de una respuesta desjudicializada, sino de una fórmula autocompositiva, basada en el diálogo comunicacional y en el consenso, integrada en el ordenamiento procesal, amparada por las garantías del mismo, y que debe contar con la necesaria predeterminación legal sobre su ámbito objetivo y subjetivo, y, fundamentalmente, sobre sus consecuencias y efectos en relación al proceso y a la consecuencia jurídico-penal. En tal sentido, se abordan en este trabajo las manifestaciones y los cauces a través de los cuales la mediación penal se proyecta sobre la persecución del delito, su investigación y enjuiciamiento y, en su caso, sobre la ejecución de las penas. Nos referimos, por una parte, a las fórmulas de diversión que aminoran o atenúan la respuesta penal, como la apreciación de la atenuante de la reparación o la conformidad, pero también a las primeras manifestaciones de sobreseimiento por razones de oportunidad derivado de acuerdos logados en mediación, posibilidad que se ha introducido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal en el ámbito del enjuiciamiento de los delitos leves.