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Colección: Estudios y Comentarios de Legislación
El objetivo de este libro es proponer algunos puntos de vista sobre la presencia de lo bello en el Derecho. No se trata tanto de dejar constancia de la forma en que las artes han representado la ley y la función de los juristas (aunque no faltan detalles sobre su iconografía y sobre la emblemática de conceptos y fenómenos jurídicos), sino de adentrarse en la espinosa cuestión de si el Derecho, como tal, es algo que, por la perfección de sus formas, complace a los sentidos y al espíritu. No parece inoportuno preguntarse hoy sobre la elegancia del Derecho. A pesar de la aparente paradoja, podría sostenerse que el conflicto, que está en la raíz del orden jurídico, reviste rasgos de belleza. Aunque el conflicto es desorden y falta de armonía, tiene la virtud de que excita y promueve el juicio, es decir, la capacidad para distinguir el bien del mal. El titulo se formula como interrogante porque habría sido presuntuoso hacerlo con una afirmación (por ejemplo, el Derecho es bello); movería a pensar que se propone una verdad que no admite discusión. El elogio del Derecho se nubla si la ley se identifica con un poder dominante y si se tiene presente la mala imagen que la literatura de todos los tiempos ha proyectado en torno a los juristas. El autor deja constancia de las fuentes en que se inspira. Bajo la fórmula de antología, la obra se ilustra con un amplio catálogo de textos escogidos, en los que juristas eminentes (Celso, Llull, Ihering, Radbruch, Biondi, Carnelutti, Austin, De Castro, Llewellyn) han dado respuesta, casi siempre apasionada, a la pregunta que da título a la obra.
Este libro versa sobre la belleza del Derecho. Sostiene que, siendo sus normas un instrumento de organización, ese objetivo suscita la idea de beldad propia de todo lo que, por ser útil, es bueno. Los conceptos y los métodos de razonamiento elaborados por los juristas tienen la hermosura de todo pensamiento creador. La aplicación de las reglas jurídicas expresa lo bello que es formarse juicio sobre conductas y acontecimientos, razonarlo y argumentar contra quien discrepa. El estudio gira en torno a lo que el Derecho tiene de estético, pero su estructura se ajusta a la propia de una teoría general del saber jurídico; esto es, la función del Derecho, su construcción doctrinal y sus formas de aplicación.
La obra se aparta de los cauces por los que han discurrido otros libros del autor, es decir, estudios sobre concretos conceptos o mecanismos propios del Derecho positivo o de sus exposiciones doctrinales. Lo que ahora se aborda es una visión del Derecho que, sin dejar de contemplarlo en su conjunto, procura desvelar lo que en él hay de belleza: la del orden jurídico como tal, la de su utilidad como búsqueda de la armonía y la de ideas y pensamientos que han aportado a la cultura universal juristas de todos los tiempos.
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