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La nueva Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas sobre la que versa el presente libro, configura un auténtico impuesto dual, con radical separación entre las rentas del capital, con la excepción del inmobiliario, y las demás rentas, con sometimiento de las primeras a un tipo fijo, mientras que las restantes sufren los rigores de la escala progresiva. Y como estas últimas están constituidas básicamente por los rendimientos del trabajo y de actividades económicas, en principio, son las rentas del capital, y no las del trabajo, ya sea por cuenta ajena o autónomo, las más beneficiadas por la reforma.
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