El poder de dirección conlleva que el empresario, además de dirigir y organizar la actividad de los trabajadores que tenga contratados, pueda sancionar sus conductas cuando éstos incurrieran en faltas en el desempeño de las funciones que tengan encomendadas. El proceso de impugnación de las sanciones, como modalidad especial regulada en la Ley de Procedimiento Laboral, tiene en palabras de la STC 21.12.1987 "un carácter revisor en favor del trabajador" para evitar que el poder de dirección del empresario se manifieste de manera abusiva y/o injusta, cuyos pasos se describen minuciosamente en este libro.