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El gran reto de un directivo es que la organización no sólo funcione cuando él está presente, sino que todos los implicados asuman sus responsabilidades. Para lograr esta ambiciosa meta, es preciso gobernar bien, ganándose la buena voluntad de todos los miembros de la organización. Los directivos son capaces de aplicar una Dirección de Hábitos, cuando asumen en su vida las cuatro Habilidades : Prudencia, Justicia, Fortaleza y Moderación.
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