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Internet provoca el descubrimiento de un espacio nuevo para el desarrollo del ser humano,donde el nombre de dominio se ha perfilado, hasta el momento, como el principal elemento de identificación de las iniciativas que alberga. En este libro, el lector podrá encontrar las claves de la aparición, desarrollo e importancia de esta figura y de la propia “Red de redes ”.
Su autor, Abogado ejerciente en Madrid, es pionero en la divulgación y explicación de los problemas y retos que plantean el uso de las nuevas tecnologías y, con carácter especial, los nombres de dominio. Desde 1997 desarrolla una amplia actividad intelectual y profesional en Internet a través de su web www.dominiuris.com. Javier A.Maestre concluye que esta figura nos conduce a plantear una reelaboración de las doctrinas actuales sobre los fenómenos distintivos de transcendencia jurídica, para ubicar adecuadamente el nombre de dominio en un marco respetuoso tanto con los derechos e intereses legítimos anteriores a la aparición de Internet como con los valores y principios que han posibilitado su aparición y desarrollo.
El lector tiene ante sí una obra que se encuentra llamada a ser una referencia básica en el futuro sobre las relaciones de Internet con el Derecho y, específicamente, sobre los nombres de dominios y sus relaciones con los signos distintivos utilizados en el "mundo real". El libro cuenta con un total de 247 páginas, estructuradas en torno a seis capítulos. Incluye, igualmente, una relación de casos españoles, así como los textos de las decisiones judiciales que se han producido en los mismos.
Aunque su temática se encuentra íntimamente ligada al siglo XXI, en cuyos albores nace, la obra se inspira en un trabajo de principios del siglo pasado, datado en 1.931 y considera el nombre de dominio como la última manifestación de una necesidad que acompaña al hombre desde su nacimiento, la de designar a los objetos y sujetos con los que se relaciona.
Igualmente, al analizar el tema de la globalización, comienza con una cita de Ortega y Gasset en torno a lo que en su época se llamaba mundialización:
"El mundo, de repente, ha crecido, y con él y en él la vida. Por lo tanto, ésta se ha mundializado efectivamente; quiero decir que el contenido de la vida en el hombre de tipo medio es hoy todo el planeta; que cada individuo vive habitualmente todo el mundo. Hace poco más de un año, los sevillanos seguían hora por hora, en sus periódicos populares, lo que estaba pasando a unos hombres junto al Polo, es decir, que sobre el fondo ardiente de la campiña bética pasaban témpanos a la deriva. Cada trozo de tierra no está ya recluido en su lugar geométrico, sino que para muchos efectos visuales actúa en los demás sitios del planeta. Según el principio físico de que las cosas están allí donde actúan, reconoceremos hoy a cualquier punto del globo la más efectiva ubicuidad. Esta proximidad de lo lejano, esta presencia de la ausente, ha aumentado en proporción fabulosa el horizonte de cada vida."
De acuerdo con las tesis que se defienden, la red de redes introduce la necesidad de abordar su estudio, más que desde una perspectiva global o internacional, desde consideraciones no territoriales; constituye, en este sentido, un espacio "desterritorializado", en el que se diluyen, más que aglutinar, las categorías territoriales tradicionales.
Por otro lado, en el libro se encuentran datos que difícilmente se ven publicados en los trabajos que se han ocupado de estas materias, como, por ejemplo, que curiosamente España fue un país pionero en la utilización de la conmutación de paquetes, pues fue el primer Estado del mundo que tuvo una red pública de transmisión de datos basada en la conmutación de paquetes, tecnología en la que se basa Internet.
En el libro se considera al nombre de dominio como un fenómeno en materia distintiva y que resulta necesaria una reflexión en torno a las categorías distintivas de trascendencia jurídica que utiliza el ser humano. De esta forma, se analizan, además de las marcas, el nombre de la persona física, los seudónimos, los títulos nobiliarios o las denominaciones de origen, como otras tantas manifestaciones de fenómenos identificativos con trascendencia jurídica
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