La violencia contra las mujeres es un proceso normalizado e invisibilizado; tiene lugar en todo el mundo y los diferentes ámbitos de la vida personal y socia. Tiene repercusiones graves sobre su salud y autoestima.
El Centro de Salud puede ser un lugar clave para prevenir y detectar precozmente las situaciones de maltrato. Para ello, es imprescindible la formación de las y los profesionales, que incluya no solo conocimientos teóricos sino sobre todo el análisis y la reflexión sobre las propias creencias, prejuicios y formas de relación. Aprender a escuchas y establecer relaciones de apoyo.
La formación no es suficiente. Quienes están en los puestos de gestión tienen por delante la tarea de transformar los servicios sanitarios. Porporcionar tiempo para las consultas, reconocimiento y apoyo para el trabajo comunitario y la coordinación de servicios, favorecer la participación profesional y de la población, y modificar los criterios de evaluación profesional. Los hombres deben asumir el objetivo de erradicar esta lacra social, ya que el maltrato no es un problema de algunas mujeres.