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Europa, al tiempo que exporta su cultura, se ve obligada a acoger otras y a intentar lograr una convivencia armónica entre todas las personas que habitan en su territorio. Para alcanzar ese objetivo, frente al asimilacionismo tradicional, se propone ahora una integración particularmente respetuosa de los derechos de los inmigrantes. Las migraciones internacionales conteporáneas constituyen, indiscutiblemente, un reto no sólo para las sociedades sino también para sus instituciones políticas y su economía.
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