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Despu�s de cuatro d�cadas de terrorismo y de ausencia de libertades, el Pa�s Vasco contin�a con su eterno dilema: la imposibilidad de un proyecto incluyente, aglutinador, compartido por todos los vascos, como consecuencia de la opci�n deliberada del nacionalismo por un Pa�s Vasco basado en la etnia -el - yen el derecho de autodeterminaci�n. Es tambi�n esta opci�n la que explica la pasividad con la que el nacionalismo ha abordado la lucha contra el terrorismo y la frialdad que ha caracterizado su actitud frente a las v�ctimas del terrorismo; frialdad tambi�n presente en el seno de la Iglesia local del Pa�s Vasco -y en particular en la de Guip�zcoa- respecto de esas mismas v�ctimas.
Se sostiene desde el nacionalismo vasco que el acceso a la independencia y la creaci�n de un Estado Vasco son posibles en Espa�a a trav�s de la v�a de los derechos hist�ricos y que tanto la Uni�n Europea como el Derecho Internacional amparan su reivindicaci�n relativa al ejercicio del derecho de autodeterminaci�n. Invocan en este sentido ejemplos tan dispares y contradictorios entre s� como los de Timor Oriental, Gibraltar, Andorra, Eslovenia, Eslovaquia, la Rep�blica Checa, Lituania o Montenegro, entre otros. Sin embargo, el examen de la pr�ctica internacional revela precisamente lo contrario: la vigencia del Estado y la inexistencia de un derecho de autodeterminaci�n que ampare secesiones de Estados democr�ticos, respetuosos de los derechos humanos y del Estado de Derecho. Tampoco el recurso a los derechos hist�ricos amparados por la Constituci�n de 1978 permite secesi�n alguna.
En pleno siglo XXI el Pa�s Vasco contin�a siendo una sociedad fracturada en la que, como han denunciado �rganos internacionales, la democracia, la libertad, la igualdad entre los ciudadanos y el disfrute de los derechos fundamentales no existen para aquellos de sus miembros que no son nacionalistas. Otorgada la prioridad al sujeto colectivo -,- la naci�n que predica el nacionalismo vasco respecto de Euskadi es una naci�n imposible porque le falta el elemento fundamental: los ciudadanos. Ciudadanos libres e iguales en derechos.