Cumplir ciento cincuenta años es motivo más que suficiente para una conmemoración. Si duda tal efeméride justifica sobradamente la realización de distintas actividades, entre ellas la publicación de la obra de algunos de los primeros grandes comentaristas de la legislación hipotecaria.
En efecto, la aparición de nuestra primera Ley Hipotecaria de 8 de febrero de 1861 es, sin duda, uno de los momentos clave (no el único por supuesto) en el cambio de nuestro Ordenamiento Jurídico, dando un impulso decisivo para pasar de una situación de pura acumulación normativa por estratificación al tratamiento científico de la norma, abriendo la puerta al proceso de leyes codificadoras.
Desde el Consejo Editorial del Colegio de Registradores se ha optado por la reproducción facsímil.
El autor demuestra un conocimiento del Derecho patrio y sus antecedentes verdaderamente enciclopédico. Pero siempre desde una perspectiva práctica y adaptada al momento en el que se escribía la obra.
Desde el momento de su publicación ha sido una obra extraordinariamente influyente en muchos aspectos. En la autoridad de su cita, sin duda. Pero también lo ha sido en la forma de analizar y exponer la materia.
Desde la obra de Gómez de Serna el Derecho Hipotecario quedó definitivamente entrelazado con el Derecho Civil para su estudio; igualmente se inició un estilo de análisis de los artículos legales que sería seguido con posterioridad.