La escasez de estudios politológicos sobre la presencia de mujeres en cargos representativos es una pauta dominante en la mayoría de los países occidentales, y en mayor medida en España. Con excepción de algunas obras de referencia esta temática parece provocar cierto desinterés entre los estudiosos. Hasta la fecha las investigaciones se han realizado desde un enfoque descriptivo, orientado en calcular la proporción de mujeres que ocupan posiciones políticas en los distintos niveles y ámbitos territoriales de poder y representación, así como en la búsqueda e identificación de las razones de sus tasas de presencia. No incorporan ninguna de las preocupaciones propias de los enfoques de género, aunque con frecuencia utilicen como hipótesis tácita la afirmación de que el acceso de la mujer a la política supondrá una mejor representación de la diversidad social y mejorará la igualdad. Esta aproximación apenas suele complementarse con reflexiones sustantivas que pudieran centrarse en el quehacer de las mujeres en política, en las actividades que desarrollan para instar la puesta en marcha de políticas o, menos aún, en el estudio de los estilos de liderazgo político. La complejidad de poner en relación la existencia de determinadas variables que facilitan la presencia de mujeres en política con la construcción de diferentes modelos de liderazgo  tanto en el interior de partidos políticos como en los parlamentos es alta.