La responsabilidad civil tiene un tratamiento normativo que, en los Códigos civiles, suele ser más bien escueto y, en el terreno extracontractual, particularmente escueto. Una materia que provoca en nuestros días tan enorme número de litigios tiene en el Código civil español solamente nueve artículos (1902 a 1910). En cuanto a la responsabilidad contractual, no son muchas más las normas que se pueden encontrar en el articulado del Código, y además, bastante diseminadas (principalmente, pero no sólo, en los arts. 1101 a 1108). De siempre se ha dicho, con razón, que se trata de una materia donde casi importa más la jurisprudencia de los Tribunales (dicho sea ahora en sentido amplio: la de los Tribunales Supremo y Constitucional y la llamada jurisprudencia menor) y a mayor distancia, la doctrina de los autores.

En esta especie de «Código de la responsabilidad civil» -y enfatizamos las comillas, pues es todo menos un Código- no solamente se contienen normas de responsabilidad civil en sentido estricto, sino muchas otras que tienen conexión, directa o indirecta, con la responsabilidad civil.

La materia de la responsabilidad civil no solamente conoce pleitos puros de daños y perjuicios, sino muchos otros en los que se deduce una pretensión de otro tipo (ineficacia originaria o sobrevenida de contratos, acciones reales, etc.) en los que, junto a tal pretensión principal, se deduce otra de daños y perjuicios, añadida o incrustada a ella.

Finalmente, hemos querido incluir los Principios Europeos de la Responsabilidad Civil (PETL), que aun no teniendo la condición de Derecho positivo, es un material de gran interés, fruto del esfuerzo del European Gruoup of the Law of Torts, pues son reglas que están sirviendo de criterio en numerosas cuestiones polémicas tratadas por la doctrina, e incluso comienzan a estar presentes en las sentencias de los Tribunales.