El fenómeno migratorio no es novedoso, ya que ha estado presente en toda la historia de la Humanidad. Como en el proceso fisiológico de la osmosis, cuando un territorio tiene una densidad de población inferior al que puede alimentar se produce un desplazamiento de personas desde las zonas en las que dicha densidad es superior a sus recursos alimenticios. Este ha sido un proceso natural y permanente, aunque también se han producido otros procesos forzados por guerras o catástrofes naturales o sociales.
En la actualidad, lo novedoso del proceso migratorio no es tanto el fenómeno como la intensidad de los flujos.
El título IV de la Ley Orgánica 4/2000, “Coordinación de los poderes públicos” establece los principios, procedimientos y órganos encargados de velar por la integración social de los inmigrantes en nuestro país.
Los policías, como integrantes de un órgano administrativo, estás obligados a colaborar en este proceso de integración social por un imperativo legal. Pero además de este imperativo legal, el apoyar a otros seres humanos a superar las dificultades que la emigración representa conlleva además un imperio moral o ético…
Principios como el de la igualdad y el de no discriminación han de ser los límites que marcan las fronteras de los legal y lo ilegal en este ámbito, que se desenvuelve en un escenario de sociedad compleja y que por lo tanto determinan los atributos necesarios de toda actuación policial en materia de extranjería.